El cuerpo humano realiza muchas funciones continuamente. Este trabajo continuo produce desgastes, suciedad en conductos, constituyendo por excesos y defectos de sustancias a problemas orgánicos.
El drenaje linfático es una técnica especializada en la puesta a punto del cuerpo, eliminando toxinas, reduciendo retenciones de líquidos y grasas, mejorando la circulación de la sangre, recuperando proteínas que se escapan y previene el desarrollo de complicaciones producidas por la falta de una buena conservación.
También elimina hematomas producidos por operaciones, liposucciones, golpes… Descarga la acumulación en ganglios hacia términos y la cisterna de Pecquet, a la sangre.

Movilizar la linfa superficial, ayudar a eliminar grasas y a la circulación sanguínea profunda, llevar acumulaciones  a los desagues.