En momentos decisivos nos escondemos, ocultamos nuestro miedo, nos desvinculamos de todo, callamos, nos hacemos maestros del misterio, nos mostramos paradójicos. Comenzamos el paseo de los recuerdos que nos ofrece una perspectiva diferente para poder superar lo difícil: abrirnos a conocernos y a la aceptación de lo que somos. A menudo, necesitamos perder algo para conocer su verdadero valor. Queremos que las cosas sean diferentes. Intentamos conectar con nosotros mismos, usamos el autodominio tratando de controlar la voluntad,  intentando conocer la VERDAD y terminando con lo que nos bloquea: lo negativo, la mentira, el. miedo. Es necesario que seamos fuertes y firmes para conseguirlo. No hay otra manera. El mayor de los miedos que nos lo impide, es el miedo a nosotros mismos porque nos desconocemos y lo desconocido nos aterra. Nos hemos creado un personaje que se parezca a los demás, alienados con lo socialmente  habitual, nos sometemos, obedecemos…  porque siendo libres tememos lo que podemos descubrir de nosotros mismos y lo que podemos hacer con ello. Pasé por una etapa de mi vida en que creía que el libre albedrío era un castigo de Dios. Porque si no  ¿quién sería el culpable de las malas consecuencias de mis decisiones?   Pero es un gran regalo que hemos de aprender a gestionar porque, aunque al principio, nos sentimos aturdidos, realmente nos gusta porque es lo que andamos deseando siempre: poder elegir ser y hacer libremente. Las tomas de conciencia siempre son un empujón hacia delante, hacia el autoconocimiento. Pero entonces sabemos que somos responsables de los miedos y resistencias que dejamos nos paralicen y de usar la LIBERTAD y sufrir las consecuencias, aunque puedan ser dolorosas, pero nos guían hacia el bienestar y la felicidad que soñamos y que podemos crearnos y contagiar a nuestro alrededor. El  aprendizaje conlleva caernos, equivocarnos, dudar, temer tomar decisiones, querer huir, decepcionarnos por hacer lo que nos enseña que no es por ahí. Probando una y otra vez  se nos revela cómo llegar a donde queremos. Desvelamos el amor que somos y queremos averiguar cómo gestionar. Es el momento de volver a parar y ver, mirar el camino que se abre, camino vivo que nos pone de frente la vida y nos guía en cada paso. Dejemos de correr, usemos el miedo para protegernos del propio miedo que nos paraliza. No nos perdamos, ya sabemos que todo lo que buscamos lo poseemos, todos nuestros sueños, deseos, inquietudes, lograrlo esta en nosotros y él como con amor también.                                               TODO ESTÁ EN NUESTRO INTERIOR.                            Elsa Barber.                      . .

Llámanos