Atraemos a nuestra vida gente que nos necesita, queremos ayudar y proteger. Por eso trabajamos para que la sociedad sea mejor, más justa. Algunos al intentarlo, al obtener un poco de poder,  se  convierten en monstruos que manipulan, vapulean y usan las trampas en lugar de la ley; tiran piedras que hacen daño y esconden la mano culpando a los que les molestan y exhibiéndose como héroes; son capaces de vender su alma al diablo para obtener la victoria; manipulan a las buenas personas para su propio beneficio, pierden el buen juicio y el sentido común; son locos dispuestos a todo para el triunfo de su locura.  Atacan a los inocentes para que no les impidan culminar sus planes. Se conducen como hienas dispuestos a despellejar a quien haga falta.

       

No dejemos que personas así nos pisoteen; reivindiquemos ser tratados como seres humanos que somos, tanto  padre, madre, hijo, pareja, amigo, compañeros… demandemos respeto. Importamos, reaccionemos, miremos a nuestro alrededor, merecemos más. La verdad siempre sale, la vida siempre ayuda. Los momentos se entretejen sin que lo notemos, pero llegado el momento, cuando podemos contemplar el proceso completo, podemos ver las estrategias que la vida ha ido tejiendo para llevarnos al triunfo, al aprendizaje, a la toma de consciencia. Hay un refrán que dice la letra con sangre entra, pero la vida nos enseña con amor y sabiduría. La sangre es lo que provocamos los seres humanos, siendo  niños- heridos  que en lugar de curarnos, elegimos, por miedo, la avaricia del poder, del control que  necesitamos para sentirnos poderosos, buscando la seguridad y la ausencia del miedo.. La vida protege, el miedo produce heridas que sangran. Vive enfrentado los miedos. Elsa Barber

   

 

 

 

 

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