Vivimos una coyuntura, que no es la primera que pasa a la humanidad pero, sí diferente. Estamos en el siglo XXI, pero parece que se ha borrado el XX y ha quedado el I, volviendo a la ley de la selva, pero el mas fuerte  ahora, es el que domina la tecnología, la economía, el lenguaje y el conocimiento de cómo funciona la mente humana. Son muy buenas herramientas, pero también para mal usarse a favor de la manipulación y el control.        Podemos montar numeritos, quejarnos de lo mal que nos van las cosas, de las locuras que vemos momentos y  momentos; pero no servirá para nada mientras no actúenos, mientras no hagamos algo para cambiarlo.  Empecemos por saber y decir lo que queremos e ir a por ello hasta conseguirlo. Recreémonos mientras practicamos y nos convertimos en expertos.                                                                   Somos nuestro propio dueño, no hay que olvidar quienes somos y el poder que tenemos. Todos somos diferentes, como las huellas digitales, pero unir esas diferencias produce un todo poderoso y sabio.       Abramos  nuestros corazones y nuestras mentes para hacer resurgir lo nuevo , lo que necesitamos, lo que queremos,  lo que merecemos; unámonos en una nueva visión, en ese deseo de paz,  justicia e igualdad verdaderos que es lo que todos deseamos, dejando a un lado nuestras diferencias y uniéndonos en la imparcialidad. Las diferencias enriquecen  esa identidad  de semejanza humana. Los deseos no necesitan lógica, sólo madurez y conciencia. Lo importante es intentarlo y, como consecuencia, conseguirlo para seguir viviendo nuestra vida como elijamos, disfrutando de lo que la existencia nos ofrece.                             Cuando un reto se consigue, otro se presenta, estamos en un viaje continuo en el que caminamos, caemos, lloramos, pero siempre nos levantamos mientras la vida nos empuja hacia delante, nos acaricia y consuela, nos hace un regalo por ser valientes y continuar dando pasos.                                                                                                                                    Este globo, llamado planeta tierra, escuela y maestro de todos los seres humanos, es maravilloso, nos ofrece un sinfín de misterios y bellezas por disfrutar y por descubrir mientras lo recorremos y contemplamos,  nos hace más fuertes y sabios. Elsa Barber

 

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