Nos encontramos y comenzamos a hablar.                                                                      Lo que me cuenta lo hace entre líneas y me cuesta entenderlo pero me resulta diferente y divertido. Parece inverosímil, pero sencillo, ingenuo y espontáneo a la vez. Me gusta escucharlo, me siento bien cuando lo hago y me ayuda tanto en momentos bajos como altos. Pongo mucha atención  al escucharlo y me ayuda a comprenderme, a ir por mis sueños, a mantener la fe en los seres humanos.  Siento amor por ese hombre que está en mi corazón. No conozco su rostro, no sé dónde se encuentra, no sé si llegará ni cuando. Pero le sigo esperando porque mi corazón lo siente cerca y lo ama. Cuando conecto con él , todo mi cuerpo vibra y lo llama. Ven ya, no te hagas esperar. Dime qué necesitas y yo te ayudaré, dime que quieres y yo te lo daré. Paseamos juntos y conversamos sin parar  sobre mis dudas, incertidumbres, dilemas, ilusiones, deseos, fantasías y me trasmite seguridad diciendo que todo va a salir bien, me lleva de la mano y no se rinde. Y siento como me coge en brazos cuando estoy decepcionada, herida y sin fuerzas para seguir luchando. Cuando me choco contra la pared, me consuela y recuerda que no podía saber qué era una pared hasta que lo experimenté y descubrí que las paredes son duras e impenetrables. Me anima a seguir adelante intentándolo porque sí persevero, lo consigo. Me recuerda la importancia de conocerme, y hacerlo con calma, sólo así llegaré al tesoro que guardo, que soy.  No lo veía aunque lo tenía delante de mis ojos; no lo sentía aunque me había tocado muchas veces, parecía totalmente irreal su existencia. Pero al comenzar el camino del autoconocimiento, lo encontré, se mostró y vi que es real y elijo que quiero verlo y sentirlo cuando me palpa.  Ahora no tengo 18 años y el desconocimiento,  pero en ese caminar hacia el interior de mí misma, he adquirido sabiduría y me gusta esta mujer que aprende y,  encantada con mi maestro Amor que me guía en el llenado de ilusiones en mi vida.                                                                                                                           El amor está en mi existencia, nunca quiero olvidarlo, es la razón de mí vivir, de mi Ser. Elsa Barber

      

 

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