¿Por lo que pasa a nuestro alrededor hemos perdido la esperanza?   ¿Nos aterra enormemente?.  ¿Nunca hemos pensado que nos pasaría algo así? Y nos preguntamos  ¿cuál es la causa del mal vivir? ¿ Es ser perro verde,  pensar e intervenir  en lo que sucede  de formas diferentes?  ¿Por eso alejamos  a los que nos quieren y rechazamos su ayuda? Todo es caótico y tenemos miedo, nos sentimos solos, vacíos, que a nadie le importamos, ni encontramos quién nos comprenda. Mirémonos y centrémonos para  destapar la verdad: no somos un perro verde, sí humanamente diferentes, iguales y únicos; disfrutemos lo que somos y usémoslos para avanzar.  No queremos complicaciones, pero suceden y nos destrozan. No somos ni responsables ni culpables. Ocupemonos de nuestra parte para que sea de otra manera. Estemos presentes contribuyendo a mejorarlo. Estamos asustados y no podemos escuchar la voz amiga que nos ofrece ayuda, dejando de dar lo mejor de nosotros y de recibir lo mejor de los demás y hay quien quedaría destrozado por la falta de ayuda. Sintámonos agradecidos y volvamos a comenzar. Tenemos muchas razones para hacerlo. Dejemos de dar vueltas, cruzar, rodear o atravesar; prestemos atención a los detalles más importantes. Todo está relacionado con nosotros y nuestros planes.  Utilicemos nuestras armas secretas lo mejor que podamos. Estaremos bien, nos ayudaran a ignorar nuestros miedos. Nunca nos arrepentiremos por emplearlas; no hay nada malo en nosotros, dejemos de compadecernos y de sentirnos tristes  por no ser lo que quieren que seamos. Quieren otra persona, otras cosas. Estupendo, que vayan a otro sitio a buscarlo porque nosotros no somos. Somos lo que somos, queremos lo que queremos, amamos y queremos ser amados como nos gusta. Y lo complicado resulta sencillo, fiándonos de qué va a salir bien. No somos perfectos ni tenemos que serlo, solo considerar que el riesgo vale la pena. Terminemos con nuestra adicción al malvivir y la falta de amarnos; somos lo más importante en nuestra vida y únicos responsables de cómo la vivimos. Sintámonos orgullosos viéndonos crecer,  cayendo y levantándonos de nuevo con más fuerza y aplicando lo aprendido para enfrentar la siguiente crisis. Pidamos lo que queremos y cuando queramos; gritemos en las cuatro direcciones, sincronizadas con  nuestros latidos, merecemos que nos escuchen y ayuden. Hagamos lo que hace falta, ocupemos el lugar que nos corresponde, utilicemos el espacio necesario para superarlo y convertirlo en mágico, maravilloso, educativo. Nunca estamos solos. Lo único que necesitamos es  querer hacerlo. Elsa Barber

 

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