En momentos de crisis siempre se produce una lucha interna entre lo viejo y lo que hay que dejar atrás y lo nuevo que comienza y lo que hay que ir cambiando para que se produzcan nuevas formas mas acordes con lo que queremos y necesitamos. No importa lo que nos produce la crisis, tanto si es una circunstancia externa como interna, lo que importa es cómo la gestionamos. Tendemos a cerrarnos, a aislarnos, a enfadarnos con nosotros y con todo lo que nos rodea porque el miedo es lo primero que aparece. El miedo siempre produce separación, desconfianza hacia los demás e inseguridad en nosotros mismos. El rencor y el odio toman el mando, destruyen el bienestar y la calidad de vida. Somos nosotros lo que lo padecemos o lo disfrutamos, es nuestra decisión: podemos gestionar la crisis sin odio y sin resentimientos, respetar nuestras dudas y diferencias y escuchar nuestras necesidades y nuestras emociones. Todas son importantes, a todas hay que escucharlas y dejar que se expresen de una manera bien canalizada, todas aportan sabiduría y visión para encontrar ese punto equilibrado desde dónde tomar la decisión de los pasos a dar para seguir avanzando. La falta de amor, que no es sino miedo, nos lleva a la desesperación.

Somos seres humanos, limitados, en crecimiento y aprendizaje, pero hechos de amor, todos. Desde el amor que somos es que podemos encontrar La Paz y la felicidad que siempre buscamos. No es cuestión de ser el mejor,                                                         es  cuestión de vivir, de continuar tu viaje de vida, hacia tu horizonte, dejando atrás lo que te bloquea, lo que te pesa, lo que te cansa.

El amor siempre ha existido y siempre existirá y siempre existe la esperanza de que lo manifestemos y sea una realidad que guíe nuestras almas. El amor es la luz que ilumina nuestros caminos, siempre está, nunca nos abandona. Elsa Barber

   

Llámanos