¿PARA QUÉ SIRVE EL MIEDO A LA MUERTE?

                          El ciclo de la vida comienza con el nacimiento y termina con la muerte, a la que tememos y no queremos ni pensar ni hablar de ella. No la podemos llamar para que venga cuando queramos, ni la podemos esquivar cuando llega. Sí podemos jugársela suicidándonos, pero no es de suicidio de lo que quiero hablar ahora, sino de ese intermedio entre nacer y morir, llamado vida. Lo importante y lo que podemos inventar es cómo vivimos, como sacarle el máximo partido, como beneficiarnos creciendo, reinventando,  aprendiendo, descubriendo.. ¡¡¡Somos tan interesantes los seres humanos !!!   tantos y tan diversos que no tendremos tiempo para aburrirnos y sí para saborearnos. No la empleemos para criticar, juzgar, malentender, envidiar, abusar, manipular, engañar, destruir,  robar… Nada de eso nos hace sentir felices, hace la vida difícil, pesada y la llena de miedos. Construir nos llena y construir  con verdad, tomando decisiones sin miedo es poderoso; con prudencia mezclada con algo de locura juguetona lo hace divertido.              No sabemos que ha sido más tabú      en nuestra sociedad si hablar de sexo o de la muerte. Resulta curioso si reflexionamos sobre el hecho de que la vida comienza a través del sexo y termina con la muerte. Pero lo que ocurre entre la entrada y la salida es la vida, el comienzo de un viaje alrededor del mundo en ¿80 días?  ¿80 años?.  Lo importante no es lo que dura, que no lo sabemos, sino el viaje en si: pasarlo bien, llenarlo de momentos para recordar, buenos y/o malos, intensos y/o superficiales, que merecen la pena porque todos son valiosos. Esos momentos son como los toques del escultor que contribuyen a manifestar lo que la  piedra  guarda. Realizar esa escultura es  reto seductor y lo que permanece e inspira a las generaciones. Los reconocimientos, elogios, premios son sustanciales pero esculpir moldea, embellece y da gustillo. Y, consecuencia: queremos más y más estar vivos, celebrando, compartiendo, enriqueciéndonos, inspirándonos, estimulándonos… Sí, también nos aterran las turbulencias, algunas bastante fuertes pero continuamos viajando hacia lo deseado. Nos han  arrebatado muchas cosas importantes entre el principio y el final. No nos lo hagamos a nosotros mismos. Elsa Barber

 

 

Llámanos