Hagamos lo que hagamos recibimos patadas, codazos, empujones, traspiés y,  parece que no sucede nada. ¿Somos invisibles, nos hemos preguntado más de una vez?  Sentimos dolor y  sentimientos de odio y temor por lo que consideramos tratos injustos, más de lo que estamos dispuestos a reconocer por el dolor que nos han causado y, no podemos vivir ignorándolo; lo que para uno es blanco para el otro es negro, cada ser humano tiene su forma de pensar y ver. Hacemos cosas que no nos gustan, que no conocemos, que nos cuestan un gran esfuerzo pero nos llevan a  asimilar que podremos entender lo que ahora nos resulta inexplicable. Para llegar a esta comprensión pasamos  por el miedo al cambio de lo viejo por lo nuevo, lo tradicional por lo innovador, lo que muere por lo que vive, No podemos ser ajenos a esos cambios. Nuestra naturaleza nos empuja a seguir progresando y, aunque nos esforcemos por aparentar una fachada superficial  de supervivencia, buscamos alternativas para necesidades profundas que urge satisfacer y expresar y nos revelamos a seguir aparentando. Vivamos el milagro de la vida, de  dos medias células que se unen y desarrollan creando un ser humano, engendrado con amor. Entender la vida nos puede resultar complejo, pero estamos desvelándola.  Cuando nos queramos rendir y abandonar, agarrémonos a los buenos recuerdos, rodeémonos de gente que nos quiere, que nos importa y disfrutemos la vida con sus  extrañas formas, unas dolorosas otras amorosas y pongámonoslo más fácil. Tenemos sueños que sólo cada uno puede realizar, tomándonos tiempo, aprovechando cualquier detalle por insignificante que parezca. Confiemos en la fuerza interior que nos protege, no permitamos que nada nos debilite. Crecerá con el autoconocimiento, comprendiendo con la mente y el corazón, sabremos el cómo. Escuchemos nuestras decisiones y seamos prudentes y valientes para buscar lo nuevo y conseguirlo. No temamos porque es diferente a lo que conocemos. Sintámonos seguros, queridos, en paz. Elsa Barber

   

 

 

 

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