Recuerdo cuando empecé a explorar mi cuerpo, cuatro añitos. MI madre me descubrió y me dio una torta en el culo, sin mediar palabra. En mi adolescencia oía cosas que no entendía. Ahora sé por qué : eran prejuicios y mas prejuicios y sólo prejuicios que me confundían aún más. Luego experimenté violaciones, vejaciones, faltas de respeto, manipulaciones… MI interior me decía que nada de eso tenía que ver con la sexualidad. Así que, después de estudiar la carrera de psicología para conocerme y ayudar a otros a conocerse, hice el Master de sexología y educación sexual por la Universidad de Alcalá de Henares y el instituto Insisex.. Ahí se hizo presente mi sabiduría natural; por fin escuché información que resonaba en mi interior. Conecté con mi propio conocimiento y, la vida, así como me ha pasado por lo peor, me ha regalado poder experimentar la vivencia más sublime que he podido saborear, a través del sexo. ¿Con una buena educación sexual todo habría sido distinto?. No lo sé. Pero me alegro de no haber recibido ninguna pues dejó el campo libre a mi maestro: mi sabio interior que posee el verdadero conocimiento. Comprobado: más vale la falta de información que la información deformada, aunque una buena educación es lo mejor que nos puede pasar. Una educación realizada por personas formadas para ello, sin prejuicios, sin ideologías, sin condicionamientos. La información que sirva como referencia para facilitar la búsqueda personal y única de su sexualidad a cada ser humano. Elsa Barber