A lo largo de la vida de la humanidad hemos aprendido que el odio y el rencor solo traen destrucción, al nivel que se dé. El bienestar y la calidad de vida tiene mucho que ver con una buena economía, economía que  obtenemos con un buen gobierno a nivel país, con un buen trabajo a nivel personal. La conciencia social es darnos cuenta que la economía de nuestro país la creamos entre todos, gobernantes y ciudadanos, enfocados en conseguir una sociedad justa, segura, en paz e igualdad y ganamos todos. Igualdad de derechos y oportunidades  en todos los campos posibles,  cooperando con la aportación  de las diferentes formas de pensar, de entender, de disfrutar… Somos nosotros, los individuos  los que padecemos o disfrutamos de una sociedad equilibrada. Elegimos a personas que gestionen para conquistar esta holgura, ya que el confort y la abundancia de nuestra sociedad, de nuestro país, es nuestra riqueza personal y total. Si no cumplen con su trabajo por el que cobran, si no responden a nuestros requerimientos, los podemos despedir. Sin odio, sin resentimiento, solo por respeto social, a nuestra soberanía popular,  y a las libertad de encontrarnos siendo diferentes pero enfocados en los intereses y necesidades de todos. Acabemos con la imposición de ideas y trabajemos juntos aportando nuestro granito de arena y seamos firmes por la satisfacción de la mayoría. Es el único objetivo que puede funcionar, las ideologías, además de demostrar no ser practicadas en la realidad, son utilizadas para manipular, para separar; pero lo conveniente y  justo siempre encuentran un punto de entendimiento. Suele darse el caso de dos que quieren la naranja y  pelean por obtenerla, pero cuando se preguntan para qué la quieres tú, resulta que uno quiere el zumo y el otro la cáscara. El poder nos pertenece, somos los soberanos de nuestro país y guiados por los intereses comunes  conseguiremos vivir con calidad, en paz y armonía entre diferentes que aportan su riqueza personal a la totalidad entre iguales que todos juntos buscan el bienestar social como el propio. La vida y el equilibrio social y personal nos pedirán sacrificios pero no nos producirán sufrimiento. El sufrimiento sólo trae más sufrimiento. El sacrificio aporta beneficios. Y el sacrificio sólo consiste en poner de parte de cada uno lo necesario para conseguir ese interés común, como bálsamo de serenidad, alegría y prosperidad para todos. Elsa Barber

   

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